El cine, mi gran mentira
Érase una vez un agujero por el que entró la luz. Érase una vez una manivela que aprendió a girar. Érase una vez una imagen que capturó un pedazo de vida y se hizo verdad. Una verdad que se mostró al mundo 24 veces por segundo. Con ella llegó el arte, la sorpresa y la emoción, el aplauso y el vituperio, la moral y la insurrección. Una verdad para despertar la razón y otra para aniquilarla. Una verdad para celebrar y recordar y otra para olvidar. Décadas de celuloide y edición transcurrieron y finalmente descubrimos que aquella imagen, en realidad, no era verdad, sino una gran mentira. También a «24 imágenes por segundo», como bien dijo Brian De Palma. O más…
Una mentira alimentada por nosotros que nunca fue y nunca será arte, tampoco vida, sino un maravilloso universo condenado a convivir entre ambos polos. ¡La mejor farsa jamás contada! Una mentira capaz de hacer sentir antes que entender. Una mentira tan hermosa, tan intensa, tan jodidamente perfecta… Que parece de verdad.
La auténtica verdad, sin embargo, lejos del dogmatismo y de las humorísticas hipótesis cartesianas, empieza en la mente de este servidor. ¿Y por dónde demonios empezamos? Hagámoslo fácil… Me gusta el cine. Sobre todo si se trata de una oferta que no puedo rechazar… De crío, empecé a visionar filmes de toda clase. Largos y cortos, mudos y sonoros, a color y en blanco y negro. Me convertí en un verdadero promiscuo cinematográfico. No me malinterpreten. Aquello parecía el inicio de una gran amistad… Y se convirtió en algo mucho más intenso. Incluso perverso. Todo gracias a mis padres. Uno, ingeniero. La otra, artista. Ambos: cinéfilos empedernidos. Los fines de semana no sólo alquilaban blockbusters, novedades y cine de hostias. Mi hermano y servidor también descubrieron, revisaron y se obsesionaron con cintas que poseen una sensibilidad especial y una capacidad sorprendente para representar sucesos y conceptos que, por aquel entonces, no comprendíamos en toda su complejidad. La mayoría de estas películas, emotivas. Otras, complicadas. O directamente ininteligibles para nuestros tempranos cerebros. No obstante, ante todas ellas he acabado adoptando una posición de compromiso como crítico. Y me siento plenamente orgulloso de ello.
Ahora, puede que a raíz de aquellos años e impulsado por un insaciable espíritu cinéfago, no sólo disfruto viendo cine. A veces, tras engullir una buena dosis de celuloide, tengo la necesidad de volcar mis ideas y opiniones sobre el papel o la pantalla. De expresarme claramente. «Como el azul radiante de una mañana de verano». Y lo más importante: siento la necesidad y el deber de acercar cultura al usuario, de hablarle de producciones que no conocía o que no había contemplado desde mi punto de vista. Por esto he fundado este blog. Porque me gusta escribir. Y porque lo he dicho antes. Lo repito bien claro: me repugna el cine. Por eso miento.
Carles Martinez Agenjo
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Entre la incontinencia y la represión
¿Recuerdan aquel spot de la ESCAC del año 2001? “Cada día abro de negro… y me levanto por encadenado”. La verdad es que algunas mañanas yo me levanto en un plano cenital y, a veces, incluso abro de blanco. Pero fue verlo y responder. A la pregunta de ¿Quieres hacer cine?, yo pensé que más bien era una cuestión de necesidad. Y eso hice. En el año 2004 un servidor se iniciaba, a pluma y cámara, en el maravilloso mundo de la confección de películas y en su reconstrucción, después de una infancia y adolescencia rodeado de ellas. Sí, también físicamente. Porque en casa los libros y las cintas VHS determinaban el auténtico color de las paredes. Pero lejos de convertirme en uno más de la manada de Lobos de Manhattan, aprendí de la vida en las películas tanto dentro como fuera del hogar.
Mi padre, entusiasta del nuevo cine alemán, creyó conveniente iniciar a un niño de 5 años en dicho idioma y qué mejor manera de hacerlo que con Herzog, Wenders y Fassbinder (Chaplin, Keaton y los hermanos Marx quedaban ya muy atrás). Nunca conseguí pasar del bitte, pero encontré en la Filmoteca de la Sala Aquitània de Barcelona una extensión a mi propia habitación. Aunque Truffaut no hay más que uno… y uno, precisamente, también tuvo sus debilidades. Porque un niño también puede ser sólo un niño y eso mi madre nunca lo olvidó. ¿Qué habría sido de mí sino? Aún resuenan en mi cabeza sus largas historias familiares, como la mejor voz en off de un ya desparecido género noir… Pero, en aquella época, Gran golpe en la pequeña china y Cortocircuito fueron sus propuestas y a mí me parecieron auténticas obras maestras.
Después vendrían Hitchcock, Allen, Bogart y Van Damme. El Padrino, La naranja mecánica y también la Nouvelle Vague. Cine… Entre la incontinencia y la represión. Cine en estado puro. Esa es su magia y grandeza (y su talón de Aquiles). Que no todo vale y, a su vez, todo es posible. Porque se le puede ofrecer Hayao Miyazaki al adulto y al niño La bola de cristal, y viceversa. Lo importante es disfrutar con su aprendizaje en las diferentes etapas de nuestra vida. Hemos crecido con el cine. Asimilar su significado, bien nos permita entender algo de nosotros mismos. Porque, como diría nuestro amado Godard, “el arte nos atrae solamente cuando revela en nosotros secretos.” Permítanme que les ayude a encontrarlos.
Adriano Calero
Lo de engullir celuloide va en serio
Molt bon blog!! a veure si fe alguna sesió de filmoteca, no¿?
Endavant amb aquest fascinant projecte, tan suggestiu com necessari.
Yose! felicitats pel blog, m’ hi estat donant una volta i m’ha encantat!
A veure quan ens veiem!
be nene! molt bé!
Mola engullir celuloide!
Queda pendent una quedada!!!!
Hey Carles molt bé el teu Blog!!!
m’agradat molt, es necessita temps per anar.lo llegint i disfrutar com escrius
fantàstic congratulations!!!!!
Lele
Veo con satisfacción que has dado un buen salto hacia adelante en esto del seguimiento del cine. Me alegro. ¿Te veremos en el tercer «Ombres Mestres»?
http://www.eic.cat/wps/PA_Jornades/fitxa.jsp?codi=1086137
J. Manuel
Manuel!
Vaig rebre la info, però ho tinc complicat per poder venir.
Tinc classes per la tarda i se’m solapa amb aquest seminari….
Ens veiem a la pròxima
Muy bueno, Carlos. Te esperaba el viernes.
Un abrazo de este viejo colega
J. M. Caparrós Lera
¡Gracias, José María!
I gràcies també a tots els que m’heu (i ens heu) dedicat unes paraules. Una abraçada ben forta a tots!! 😀
Equipo Nostromo